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Perceval: la construcción de un héroe


Los héroes no se crean espontáneamente. Ya sea que pertenezcan a la ficción o a la vida cotidiana, estos individuos tienen un largo proceso previo que forja el camino que deben seguir, camino que en ocasiones es omitido por aquellos que se topan con el héroe. Este breve ensayo se centrará en la creación y maduración del caballero Perceval en la obra Li contes del graal, donde podremos observar la evolución que tiene este personaje, desde el primer contacto con la caballería, hasta la sublimación de su persona, y cómo contrasta con Gauvain, caballero ya formado que toma parte de la obra mencionada.

Perteneciente a la segunda mitad del siglo XII, la novela caballeresca escrita por Chrétien de Troyes consta de 9234 versos en los que se narran, en primer lugar, la historia de Perceval, un muchacho galés que, al encontrarse con cinco caballeros en las cercanías de su vivienda, descubre su destino y parte a la corte del rey Arturo para armarse caballero. En segundo lugar, se narra la historia de Gauvain, sobrino del rey que, tras una injuria por parte de Guingambresil, viaja hacia la corte del rey Escavalón para probar su inocencia. Estas dos historias que se van intercalando nos permiten ver las diferencias entre ambos caballeros y exalta el avance de Perceval como prohombre. A continuación se tratarán estas dos partes más detalladamente haciendo hincapié en Perceval.


Arco de Perceval

Perceval es un muchacho galés que proviene de una familia de caballeros, aunque él lo desconoce. Su madre, conocida como la Dama Viuda, lo ha alejado del mundo de la caballería porque su marido y dos de sus hijos, padre y hermanos de Perceval respectivamente, vieron su última hora por empuñar las armas y no quiere que pase otra vez lo mismo. Mas el destino se encuentra donde quiere ser evitado: el muchacho se topa en medio del bosque a cinco caballeros que lo dejan fascinado y esto genera en el chico un enorme deseo, quiere armarse caballero. Su madre trata una vez tras otra de persuadirlo, pero él está decidido. Al ver que no puede hacerlo cambiar de opinión, la Dama Viuda aconseja a su hijo acerca del comportamiento que debe tener a partir de ese momento. Sin embargo, el chico no comprende las palabras de su madre, lo que generará que en ocasiones su conducta no sea la adecuada. He aquí el primer trazo del camino que Perceval seguirá sin descanso.

El muchacho se dirige entonces a Carduel, lugar en el que se encuentra el rey Arturo. Por el camino se topa con una dama que reposa en una tienda y, al recordar las palabras de su madre de cómo tratar a una dama, le da un beso y toma el anillo. Esto provoca gran indignación y cólera en la doncella que nada puede hacer contra ese hombre. Perceval sacia su hambre y sed con los alimentos que había en la tienda y cuando termina sigue su camino, dejando atrás a la dama que teme la reacción de su amigo cuando descubra qué pasó. Este primer acontecimiento muestra lo distante que el protagonista se encuentra de la figura ideal del héroe y marca un punto de referencia para revisar la evolución del personaje.

Cuando Perceval llega a la corte se topa con el caballero Bermejo, quien reclama las tierras del rey para sí; el muchacho queda maravillado por la armadura que porta y entra presuroso al castillo para ser armado caballero. Ya dentro, pide al rey las armas del caballero que vio fuera, ganando una burla del senescal Keu “Amigo, estáis en lo justo. Id ahora mismo a quitarle las armas, porque vuestras son. No procedisteis como tonto cuando vinisteis aquí en busca de esto”[1]. Sin detectar el tono sarcástico y mientras el rey reprende al senescal, Perceval se apresura en ir tras el caballero, a quien enfrenta, vence y desarma.

Ya ataviado con las armas bermejas, el muchacho galés sale en búsqueda de aventuras, llegando así al castillo de Gornemant de Goort, quien lo hospeda y le enseña a utilizar las armas que trae. Es este individuo el que arma caballero a Perceval y le instruye para que pueda comportarse adecuadamente, pues hasta ahora el muchacho galés no entendía cómo hacerlo. Cumplido su objetivo, Perceval decide volver a casa pues está preocupado por su madre y emprende el viaje de regreso. Llega a un castillo que sufre gran escasez porque es asediado por Anguigerón, caballero al servicio de Clamadeau. Conoce allí a una doncella, sobrina de Gornemant, de quien queda prendido y por quien enfrenta a la gente de Clamadeau, dando como resultado el aprisionamiento de Anguigerón y su señor. Éstos son enviados a la corte del rey Arturo donde quedan prisioneros. Aquí existe otro avance importante en la realización de Perceval, pues actúa más allá del simple deseo de aventura, lo hace por una dama.

Aún con la preocupación por su madre, Perceval reanuda su viaje de vuelta, con la promesa a la dama de regresar después, pero se topa con un río que no puede cruzar. Se topa con dos pescadores, uno de los cuales le ofrece hospedaje. En el lugar indicado, en el castillo del grial, nuestro protagonista conoce a un rey que no puede valerse por sí mismo que le obsequia una hermosa espada. Después, mientras están hablando, el caballero nota una extraña procesión al fondo de la sala; ve a un paje cargando una lanza de cuyo extremo brota una gota de sangre, luego ve a otros que llevan candelabros de oro y al final una doncella que lleva un grial y otra que lleva un plato de plata. Siente la necesidad de preguntar sobre aquellos objetos, pero recuerda el consejo dado por Gornemant sobre medir sus palabras y guarda silencio. Por la mañana, cuando se levanta, no encuentra a nadie en el castillo. Sale en su caballo y de inmediato se cierra la puerta tras él.

Continúa su camino y encuentra a una dama que llora sobre el cuerpo decapitado de un caballero. Tras una plática, Perceval descubre varias cosas: que la joven es su prima, que su madre ha muerto de pena, que él estuvo en presencia del rey pescador, cuyos males pudieron desaparecer si el Galés hubiera cuestionado sobre los objetos vistos. Dejando atrás a la doncella, que se niega a abandonar el cuerpo de su amigo, Perceval encuentra una segunda dama en precarias condiciones, pues su amigo va buscando venganza contra un caballero que besó a la joven y robó su anillo. Estos personajes no son otros que los que Perceval encuentra al inicio de su aventura. El de las armas bermejas confiesa haber cometido tal cosa y se enfrenta con el amigo de la doncellita, sale vencedor y manda al caballero cuidar de su amiga y hacer que se reponga.

Perceval sigue viajando un poco más hasta que ve a una oca que deja caer tres gotas de sangre sobre la nieve y queda ensimismado. Cerca de ese lugar acampa la corte del rey Arturo que había salido en la búsqueda de Perceval. Un escudero ve al caballero abstraído y da aviso a Sagremor, quien intenta llevarlo a la presencia del rey y, al no lograrlo, lo ataca, perdiendo. Después de él va Keu y obtiene el mismo resultado. Al final va Gauvain que, por medio de la palabra, convence a Perceval de ir a con el rey. Así es como el de las armas bermejas llega a la corte de Arturo. Sin embargo, no dura mucho tiempo en ella, porque llega una doncella que reclama al Galés por no preguntar por los objetos que vio en aquel castillo y le pronostica grandes males si no lo averigua. De este modo sale Perceval de la corte para encontrar las respuestas a las incógnitas que dejó sin resolver.

Vaga por el mundo durante cinco años durante los cuales no se preocupa por completar su misión. Sin embargo, un viernes santo cae en la cuenta de que su camino se ha desviado y acude a un ermitaño para regresar a su vereda. Con el ermitaño resuelve parte de las incógnitas y vuelve a la senda de Dios.

Arco de Gauvain

La participación Gauvain empieza cuando Perceval se incorpora a la corte del rey Arturo. Comienza con una injuria por parte de Guingambresil hacia el héroe, provocando que éste emprenda un viaje a la corte del rey Escavalón para probar su inocencia. Por el camino se topa con un castillo que está preparando enfrentamientos. Se limita a observar, pues no quiere arriesgarse a salir herido antes de completar su misión. La situación cambia cuando la hija menor del señor del castillo, la Doncella de las Mangas Pequeñas, es agredida por defender a sir Gauvain, provocando que el héroe participe en varios enfrentamientos y gane todos ellos. Se marcha después de defender el honor de la damita.

Llega entonces al castillo del rey Escavalón, donde es acogido y puesto al cuidado de la hermana del rey. Esta doncella y el caballero congenian y se requieren de amores. Están besándose cuando un valvasor entra en la habitación y reconoce a Gauvain; se provoca una trifulca en la que el valvasor insta a los habitantes del castillo a atacar la torre donde se encuentran la dama y el héroe, quienes defendían el lugar sin descanso alguno. Llega el rey, calma a las personas, llega a un acuerdo con Gauvain: que dentro de un año llevará la lanza de cuyo extremo brota una gota de sangre y así quedar libre.

Sale entonces el caballero en búsqueda de la lanza, encuentra a una doncella que le pide traer su palafrén. Gauvain va a por él y se topa con personas que intentan persuadirlo de ir con la doncella, pero él se niega a escucharlos y continúa. La doncella, a lo largo de su participación se burla de las desgracias que el caballero va sufriendo hasta que, en determinado momento simplemente se va.

Llega entonces Gauvain a un castillo donde encuentra un lecho encantado; al sentarse se abren las ventanas y de ellas innumerables flechas salen disparadas, después, un león ataca al héroe, pero éste se libra de la bestia y rompe el hechizo. Se encuentra en el castillo de las Reinas, en el que sólo aquel digno podía superar los obstáculos y liberar a los habitantes del encantamiento.

Gauvain sale del castillo con la promesa de volver al atardecer, se topa a la doncella que antes lo abandonó acompañado de otro caballero que lo reta a un duelo. Nuestro héroe sale vencedor. La doncella se reúsa a aceptar a Gauvain y le pide que salte el Vado Peligroso, éste lo hace. Del otro lado encuentra un caballero que le explica que las reinas son la madre del rey Arturo, la madre de Gauvain y la hermana de éste. También le cuenta que odia al caballero y, al descubrir la identidad del que tiene enfrente lo reta a un duelo en el que todos tendrán por testigos a sus respectivos aliados. Se marchan y Gauvain vuelve con la doncella, que se disculpa por su mal comportamiento y acompaña al caballero de vuelta al castillo. La parte de Gauvain se ve interrumpida abruptamente en el verso 9234, pues el autor no pudo terminar la obra.

Los tres pares

A pesar de que la obra quedó inconclusa, no cabe duda de que nos da los elementos para crear un caballero, un héroe, en el contexto de la época. Existen tres partes fundamentales que todo caballero debe tener: las armas y la aventura, la cortesía y el amor, la religión y la sociedad. El conjunto de estos tres pilares conforman aspectos del individuo que lo hacen crecer como persona. Si bien no es obligatorio desarrollarlas al máximo, es innegable que están dentro de los héroes en mayor o menor medida.

En Li contes del graal vemos cómo Perceval avanza por un sendero donde se topa con las tres características. Se van presentando en el orden antes expuesto. Las armas no sólo se refieren a peleas y guerra, también se traduce como la sed de aventura, que es lo que incita a Perceval a ir a la corte del rey Arturo. Sin embargo, ese impulso no es lo único, hay una serie de normas, un código que guía a los caballeros en el día a día, que si no se tiene o no se respeta generará conflictos, como ocurrió con la doncella de la tienda. Este largo proceso de apropiación de las reglas de conducta se ve reflejado en cómo las interacciones del Galés se van volviendo cada vez menos toscas, más gentiles, incluso en los enfrentamientos:

Amigo, sabed que sin duda alguna ya ha cumplido su penitencia, pues yo soy el que la besó, y a peasr tuyo, pues le dolió mucho; y tomé el anillo de su dedo, y nada más pasó ni nada más hice; y si me comí, os lo confieso, un pastel y medio y bebí tanto vino como quise, en esto no obre como un necio[2].

Después viene la cortesía y el amor que aquí se puede apreciar principalmente en la sobrina de Gornemant, por quien Perceval enfrenta muchos enemigos para salvaguardar a la dama que se ha apoderado de su corazón. Otras ocasiones en donde se puede mostrar la evolución de la cortesía del hombre de las armas bermejas, es en la forma de comportarse en la corte, pues en un principio su comportamiento era tosco e irrespetuoso: “No iban desmontados aquellos que encontré en la landa, y vos queréis que yo desmonte. No desmontaré, por mi cabeza. Pero apresuraos, que me iré”[3], y, después de ir comprendiendo el significado de ser caballero, su forma de ser cambia, se suaviza y se empieza a percibir a un héroe más completo: “Dios dé gozo y honor a la más hermosa, a la mejor, de cuantas damas existen, como atestiguan todos los que la ven y todos los que la han visto”[4].

El tercer pilar, el de la religión y la sociedad, se reduce básicamente a una palabra, espiritualidad. En orden de prioridades, Dios está por encima del rey, de las damas, del honor, de cualquier otra cosa. No obstante, para Perceval no es así durante mucho tiempo, pues su espiritualidad es dejada de lado durante la mayor parte de la obra y no es sino hasta el encuentro con el ermitaño, que el Galés se acerca a Dios después de cinco años de ausencia de fe gracias a un grupo de caballeros y damas que lo hicieron darse cuenta de su falta “-Señor –dijo él-, hace cinco años que yo no sé dónde me encuentro, que ni amé a Dios ni creí en Él y no hice sino mal”[5].

Con este último acontecimiento, se cierra el círculo que abarca las características de un caballero medieval, de un héroe. Cada una de sus partes va a ser complementada por las otras dos. A lo largo de toda la obra, de Troyes plantea un protagonista inmaduro que difiere del modelo tradicional que tenemos de los caballeros. A la par, nos muestra un héroe ya definido por completo, Gauvain que nos permite matizar el progreso que tiene Perceval en esta historia, humanizándolo y, por tanto, haciendo que nos identifiquemos aún más con él. Perceval se transforma a plena vista, vemos que aquello que llamamos “héroe” está al alcance de la mano de cualquiera de nosotros. Así, no es de extrañar que la misión a cumplir por el Galés sea la búsqueda del grial, ya que es, una vez más, la contraposición de lo maravilloso con lo ordinario, de lo divino con lo terreno, conceptos que se contraponen y exaltan entre sí.

Conclusión

Aunque en ocasiones los héroes parecen ser de un mundo completamente distinto al nuestro, esto sólo es una ilusión, pues éstos se crean a partir de individuos comunes. En Li contes del graal podemos ver muy claro cómo un muchacho galés se transforma poco a poco en un gran caballero, basando su crecimientos en tres ejes principales, las armas y la aventura, la cortesía y el amor, la religión y la sociedad, ejes que se complementan entre sí y que, al unirse, dan forma plena, íntegra, al héroe de la historia, volviéndolo digno de hacer la búsqueda del grial

Si bien es posible que el arco de Gauvain sea parte de un texto aparte, como algunos autores plantean, vemos que al ponerlo al lado de Perceval se complementan uno al otros, pues son dos caras de una misma moneda; por una parte está el gallardo caballero realizado que cumple su misión con pocas dificultades o ninguna, pues está en un nivel diferente al de los demás, y por el otro está el muchacho inmaduro que emprende un largo viaje que lo transforma poco a poco es eso que muchos sueñan, mostrándonos así que todo en esta vida es posible.

Bibliografía y referencias:

BELTRÁN, Rafael. “Los orígenes del grial en las leyendas artúricas: interpretaciones cristianas y visiones simbólicas”. S/E. S/L. S/A. versión extraída de: http://parnaseo.uv.es/Tirant/Butlleti.11/Art.2_Beltran_Grial.pdf

DE TROYES, Chrétien. Li contes del graal. Acantilado. Barcelona. 2003.

LOBATO OSORIO, Lucila. “Los tres ejes de comportamiento del caballero literario medieval: hacia un modelo genérico”. S/E. S/L. S/A. versión extraída de: http://parnaseo.uv.es/Tirant/Butlleti.11/Art.4_Lobato_Ejes.pdf

MIEKE, Bal. Teoría de la narrativa. Cátedra. Madrid. 1990.

[1] DE TROYES, Chrétien. Li contes del graal. Acantilado. Barcelona. 2003. p. 135.

[2] Idem p. 276.

[3] Idem, p. 134-135.

[4] Idem p. 312.

[5] Idem p. 398.













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