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Cuento: Instantes

Ella esquiva y ajena, evadió el primer encuentro, el primer cruce de pupilas de una forma maquinal. Él en cambio plasmó fijamente sus ojos en aquel rostro, le parecía, tan angelical, tan hermoso, tan especial, la silueta del iris tan profunda y tan oscura, estos rasgos le parecía tan perfectos y familiares como si estuviese siendo participe de un Déjà vu, de un acontecimiento ya vivido. En el instante siguiente todo surgió el enfoque de miradas se hizo presente, la exaltación y turbación dieron lugar a lo que en un primer momento era incomprensible y a su vez un maravilloso letargo. Ella por su parte tomó un ligero respiro, sus mejillas sonrojaron inconscientemente. (Esa prodigiosa capacidad tan perdida entre la gente, esa disposición de maravillarnos, de sorprendernos ante pequeños hechos que de manera fortuita maquila la vida, esa capacidad de asombro). En ese instante ella creyó sentir algo que de golpe le quitó lo adormilada, la despabiló pero a su vez no la dejó pensar en nada.

Mientras tanto él notaba su corazón agitado ante tal encuentro, la boca seca, en un movimiento reflejo, logró gesticular una pequeña sonrisa y a su vez notó el ligero toque de rubor en las mejillas de aquella extraña y desconocida chica. A Ella, le tomó un ligero momento comprender lo que veía, logró percibir el ligero espasmo que se formaba en el rostro y labios de aquel joven, formando así en una extraña y linda sonrisa.

Él por su parte intentaba comprender: Cómo era posible que la vida aún tuviera esta mágica forma de sorprendernos, cómo era posible que todo cambiara en un segundo, ese inmortal instante se hizo eterno, esos segundos lograron trascurrir con una lentitud y una levedad que pareciese que todo pasara menos el tiempo.Para entonces, a ella, ya no le parecía un completo desconocido. Ofuscados y perturbados con aquel inesperado encuentro, sólo lograron encariñarse con esas pequeñas miradas que arrastraban el uno hacia el otro, esos tiempos compartidos entre dos desconocidos que ansían conocerse.

Él quiso acercarse y preguntar su nombre. Ella ansiosa se decía ¿por qué no vienes? Él plasmado por sus sentimientos y las emociones que surgían no logró mover un solo musculo, quedando inerte y helado con la mirada fija en aquel rostro, intentando despabilar sus miedos, ahuyentarlos pero la realidad es que el miedo es algo que nunca nos abandona, no puedes ahuyentarlo, sólo lo confrontas y lo superas, pero nunca se va, accede pero sigue ahí acechante. Lo intentó pero fue inútil.

Ella logró quererle con cada segundo que lentamente se consumía de aquel tiempo incierto.¿Me acercaré? Se preguntaba indecisa. Él en cambio con el corazón taquicardio, y la frustración en el pecho pensó en lo que pasaría si no lograba ganarle a su miedo, y es que ella en verdad le gustaba, incluso llegó a pensar que ese sentimiento iba más allá de cualquier gusto ordinario. Y es que cuentan, que cuando dos almas gemelas se ven por primera vez se reconocen, y da lugar a lo que conocemos como amor a primera vista. Es que ella no es normal, se repetía una y otra vez en su interior. Ella con la mirada sólo pedía una oportunidad, deseaba que él se acercase y le preguntara su nombre, y así conocerle. Pero él no encontraba la forma de vencer su perplejidad sus dudas y sus miedos, se sintió tan frustrado tan miserable, tan cobarde, no comprendía. Pero a veces pasa que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, que no estamos preparados para sobrellevar situaciones donde deberíamos ser más valientes, donde deberíamos pactar con nuestros temores y lograr la tan ansiada acción, lograr apoderarnos de los movimientos de nuestro cuerpo y andar.El tiempo seguía transcurriendo, no se detenía, se consumía les cobraba la lentitud que les había concedido en momentos pasados.

Ellos se sentían cada vez más alejados, mientras la gente seguía con su camino habitual por las calles de aquel centro, todo pasaba, incluso el tiempo.Sus facciones ya no gesticularon, sus rostros habían mutado, sus miradas eran serias, diferentes.Ella conservaba su mirada inquieta pero hermosa, con su carmín rojo y sus ojos expresivos, matizados de un café profundo, donde él creyó poder perderse y sumergirse.Él poseía una chispa de felicidad que se notaba, sus ojos fijos en ella deslumbraban ya a estas alturas la angustia de quien sabe que todo está perdido.El tiempo no los perdonó no lograron consumar el encuentro, se perdieron entre la gente, él se resignó a perder un futuro con ella, ella se alejó con una pesadez en el esófago; él por su parte logró memorizar su rostro prometiéndole no olvidarla hasta que el tiempo no lo deje cumplir con esta promesa, ella no prometió nada, sólo esperó que la vida les diera otra oportunidad y es que el futuro es insierto. Insatisfechos se alejaron del punto de encuentro sin lograr decirse una sola palabra, ambos retomaron sus caminos, me hubiera acercado se dijo ella, me hubiera acercado se dijo él; mientras la lluvia comenzaba a caer ligera, menguada y fría.

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